“25N: Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer” nos recuerda que la violencia contra las mujeres no es un problema aislado, sino una herida que oscurece a toda la sociedad.
La violencia no siempre grita. A veces se esconde en el silencio, en la vergüenza, en el miedo, en las palabras que no se dicen. La violencia machista no solo daña a quien la sufre: nos daña a todas las personas.
Romper el silencio es justicia
Cada vez que escuchamos las voces de niñas y mujeres contando sus historias, cada vez que las acompañamos dándoles una mano, cada vez que decimos “basta”, cada vez que rompemos el silencio encendemos el mundo. El silencio y la indiferencia son aliados de la violencia. Romperlos es un acto de justicia y de vida.
La lucha contra la violencia machista necesita espacios seguros donde las mujeres puedan hablar sin miedo, servicios de atención psicológica y jurídica que las acompañen en su proceso de recuperación, y redes comunitarias que sostengan la vida cotidiana cuando la violencia amenaza con romperla. También requiere educación en igualdad desde la infancia, para que niñas y niños aprendan a reconocer y detener la violencia antes de que ocurra, y acciones culturales y artísticas que nombren lo innombrable y visibilicen lo que tantas veces se oculta.
Los recursos no son solo instituciones: somos también las personas que escuchamos, creemos y acompañamos, las asociaciones feministas que tienden la mano y organizan campañas, centros educativos que abren espacios de diálogo, e iniciativas culturales que transforman el dolor en memoria y resiliencia
La igualdad no es un ideal, es una necesidad urgente para salvar vidas y para que ninguna mujer tenga que vivir con miedo. Es la base para construir una sociedad más justa, donde el silencio no encubra la violencia y donde cada persona pueda vivir con dignidad y seguridad. Hablar de igualdad es hablar de derechos, de respeto y de la responsabilidad colectiva de no mirar hacia otro lado
La igualdad salva vidas y sin ella no hay justicia.
El 25N nos recuerda que la igualdad salva vidas y que sin ella no hay justicia. Este día es una llamada a la acción, a la memoria y a la esperanza de construir una sociedad más justa, digna y segura para todas las personas.
