Ha sido en el segundo trimestre en el que nos hemos dedicado a impartir formación: talleres de igualdad en varios IES. Es ahora, cuando han pasado, el momento de reflexionar y recoger sensaciones. Si queremos cambiar “el mundo” tendremos que seguir introduciendo cambios.
Finalizar el ciclo en una clase que no se lanza al pasillo tras sonar el timbre, sino que permanece sentada escuchando con interés las últimas explicaciones y tras el agradecimiento y despedida brindar un sonoro aplauso. Fue un auténtico broche de oro. ¡Un subidón!
Nos dirigíamos al alumnado de Educación Secundaria, 1º y 3º: Los talleres trataban sobre deporte en igualdad y orientación con perspectiva de género.
El deporte reproduce roles y estereotipos en el alumnado. Chicas y chicos parten de posiciones diferentes, ellas bailan mayoritariamente y ellos practican deporte. Es cierto que también hemos encontrado chicas que compiten, pocas, en deportes como waterpolo o motocross. Y chicos, que mayoritariamente participan en equipos de fútbol. Hasta aquí pocas sorpresas.
Seguimos evidenciando estereotipos de género en unas y en otros. Verbalizan que no los tienen, pero se descubren al exponer sus ideas y opiniones. Sexismo en los comentarios que no son rebatidos, e incluso tampoco detectados. Están naturalizados.
La falta de mujeres referentes es una realidad. Si, hay deportistas conocidas, pero menos admiradas que los hombres. Argumentan que las capacidades físicas son determinantes y que incluso equipos de niños arrasan contra equipos de chicas de mayor edad. Sin embargo, cuando se citan valores o cualidades de deportistas identifican que no están condicionados por el sexo, ni el género y reconocen que “valen” para ellas y para ellos.
En los talleres dedicados a reflexionar sobre la elección de estudios libre de estereotipos y roles, son las chicas (mayoritariamente) las más interesadas. Probablemente son quienes tienen más dudas sobre su elección y posibilidades. Los chicos manifiestan sus intereses de forma natural.
Nos hemos encontrado con un chico que quiere ser “chef” y recibía que la cocina es cosa “de mujeres”. Y también, con una chica que quiere ser astronauta y sus iguales sin distinción la animan y exaltan sus competencias y capacidades.
En nuestra pequeñísima muestra hemos detectado el interés por entender y hablar de igualdad, la polarización y politización que ya está presente en el aula, las contradicciones entre lo que piensan y lo que deben pensar, el sexismo presente en las formas de comunicarse, … En resumen y como conclusión: confirmar la necesidad de continuar en el camino de derribar estereotipos o etiquetas que condicionen a unas y a otros. Organizar talleres está bien, es necesario, pero mucho más incluir la mirada de género en el día a día de las escuelas. No “ver” la igualdad como un satélite fuera de la cotidianidad de las asignaturas o del curso.
La equidad, el trato desigual, es el camino para alcanzar la igualdad de oportunidades para todas las personas