No son pocas las ocasiones en que nos “sentimos” como bambú chino, metáfora más que utilizada para explicar el tiempo necesario para alcanzar el objetivo. Durante el duro y largo tiempo de trabajo con apenas resultados, o sin ellos, la sensación de que nos estamos equivocando o que es momento de abandonar, nos invaden. Y, siempre hay quien nos anima a dejar nuestro camino y buscar una ruta más fácil y menos comprometida. Pero, quienes tenemos la obstinación y la utopía como características personales, aun dudando, siempre dudando continuamos.
En Empieza vivimos cada necesidad o demanda que recibimos con intensidad y la hacemos nuestra, si ya sé que la frase suena a eslogan, pero es que es así. Escuchamos, proponemos, nos proponen, sufrimos, trabajamos, empatizamos, y, finalmente, celebramos como parte del equipo.
Por ello, en estas situaciones a las que nos referimos hoy, cuando finalmente las organizaciones registran el plan de igualdad, no podemos evitar la sonrisa y la satisfacción del “deber cumplido”. No solo el trámite es el éxito, hay otros menos visibles, pero determinantes en el logro del objetivo:
- Lograr que la comisión negociadora se transforme en equipo de trabajo, en el que los puntos de vista diversos (en toda la amplitud de la palabra) sean escuchados, negociados y resueltos.
- Asegurar la voluntad de corregir el lenguaje sexista, de forma cotidiana y no solo como cumplimiento del plan (éste es difícil)
- Identificar sesgos de género que, de forma inconsciente, pesan en la toma de decisiones tanto en la empresa, como en el plano más personal.
- La determinación de prevenir y eliminar situaciones de acoso, de las que se han hecho conscientes en el tiempo de elaboración del plan.
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En fin, que no han sido los primeros planes que se han registrado tras nuestro acompañamiento, pero nos parecía que era un buen momento para compartir que, Empieza el año con buenas noticias. Además, entre los propósitos del año nuevo estaba “comunicar más y mejor”, de momento vamos bien.